"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Jacques Champreux solo tenía 16 años cuando conoció al cineasta Georges Franju.
Acababa de llegar del instituto cuando dos desconocidos tocaron el timbre de su casa solicitando documentación sobre su abuelo materno y cineasta Louis Feuillade. El joven no podía imaginarse que los individuos que esperaban en su puerta eran Franju y Henri Langlois, dos de los impulsores de la Cinémathèque francesa (Filmoteca de Francia),
que pasarían a la historia como dos grandes figuras del cine de su país.
“Al cabo de pocas semanas, me convertí en un cinéfilo compulsivo y nuestras vidas comenzaron a entrecruzarse”, rememoró ayer Champreux, en la presentación del libro que el Festival ha editado en conmemoración del centenario del nacimiento de Georges Franju con la colaboración de la Filmoteca Española. La publicación refuerza la retrospectiva de la obra de este cineasta “difícil” de catalogar, tanto por su “estilo único”, como por su “importante vertiente documental”.
Tal y como explicó el coordinador del libro y miembro del Comité de Selección del Zinemaldia, Quim Casas, la obra del cineasta se caracteriza por ser “relativamente corta”, con únicamente siete largometrajes filmados en toda su carrera profesional. Pero, aun así, cintas como Les Yeux sans visage, Judex y Nuits rouges se convirtieron en referentes para la nouvelle vague, el nuevo grupo de cineastas franceses surgido a finales de la década de 1950 que reaccionó contra las estructuras que el cine imponía hasta ese momento. Pero, lo que realmente destaca Champreux, es su “especial talento” para filmar documentales como Le Sang des bêtes, Hôtel des Invalides o En passant par la Lorraine, en los que recurre a ángulos inesperados, un rasgo que, como indicaron en la presentación, “hace que en estos filmes testimoniales aflore siempre una sensibilidad cercana al surrealismo y el expresionismo”.
Como indicó Champreux, que colaboró en varios de los proyectos, la obra de Franju influenció a profesionales del cine de todo el mundo.
E.A.