"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Quién ha dicho que los superhéroes solo existen en los cómics y en las grandes superproducciones de ciencia ficción? El realizador David Valero acaba de presentar una historia de no ficción protagonizada por tres superhéroes de carne y hueso: Juan, María y Joana. También conocidos como Ala rota, La dama de hierro y La mujer radiactiva, ellos son la prueba palpable de que los superhéroes sí existen.
“En los inicios del proyecto solo había un increíble y ese era Juan Eulalio López, Ala rota”, explica Valero. Realizador y protagonista se conocieron trabajando en una gasolinera y Valero le propuso a Juan grabar un documental sobre su vida. Juan tiene una discapacidad, ha perdido la movilidad en un brazo. Eso le hace infeliz. Lucha cada día para encontrar una mujer que acabe con su soledad pero su discapacidad provoca rechazo entre las mujeres.
La segunda increíble es Joana “La mujer radiactiva”, una madre de dos niñas que lucha contra el cáncer. Valero tuvo que pensárselo mucho cuando le propusieron grabar un documental sobre ella. “Me parecía un tema interesante pero también muy duro”, afirma. Por eso mismo, también le costó tomar la decisión de enlazarla a la historia de Juan. “Sin embargo, enseguida me di cuenta de que ambos tenían muchas cosas en común: luchaban contra las adversidades de la vida y eran superhéroes”, argumenta.
“La tercera increíble es La dama de hierro, el contrapunto, la que equilibra la balanza y suaviza un poco la historia”, explica el autor. María es una mujer de 95 años que día a día esquiva la muerte con humor y un buen montón de pastillas. A pesar de su edad no se quiere morir y, de momento, lo está consiguiendo.
El autor no ha buscado ningún objetivo concreto al hacer esta película. “Nunca me he planteado nada, solo contar la vida de unas personas cercanas a mí”, declara. “Ha sido un proceso largo de cuatro años, he vivido muchas emociones y lo único que quiero ahora es que la gente vea la película y me dé su opinión”, añade el joven director.
Financiación colectiva
Una parte de la producción de esta película ha sido financiada bajo la fórmula del crowfunding. “Lo planteamos como un donativo, sin dar nada a cambio, y nuestro objetivo era dar a conocer el proyecto”. Para Valero esta fórmula de financiación colectiva está muy bien pero entiende que solo sirve para una serie de proyectos como éste.
Esa misma naturaleza del proyecto ha hecho que Valero haya sido una especie de hombre orquesta que ha participado en todos los procesos de la película, tanto en los de creación como en los de producción. A pesar de ello, Valero concluye diciendo que, “si algo he aprendido con este trabajo, es que las películas se hacen con gente”.
I.B.