"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Hay algo genial en la comedia: que todo es posible. Es posible que, de una patada, lancen a un perro por un puente y éste finalmente sobreviva. Es posible que, sin que venga a cuento en el relato, se nos presente una pelea entre bandas que emula (parodia) a West Side Story. Es posible que un patán se marque un concierto de flauta travesera (?) como si fuera una estrella del rock. Y, sobre todo, es posible que las leyes del tiempo no existan, que la elipsis se convierta en norma; que el protagonista entre en un baño hecho un harapo y tarde sólo un segundo en salir perfectamente acicalado.
Todo esto y más tiene lugar en Anchorman: The Legend of Ron Burgundy, una pieza de
aires retro protagonizada por Will Ferrell y dirigida por su socio Adam McKay. El cineasta
pone todo de su parte para la exhibición de la estrella, que interpreta a un presentador de
noticias de pocas luces y mucho desenfreno sensual. Todo está dispuesto para hurgar en lo ridículo del personaje: la cámara revela sin tapujos su erección en medio de la oficina, lo muestra en primer plano cuando llora desconsolado tras la pérdida de su perrito...
La comedia siempre participó de lo fantástico (como explica Quim Casas en su libro “Howard Hawks, la comedia de la vida”), crea universos con una lógica propia. El reportero. La leyenda de Ron Burgundy lleva esta idea al extremo; pues, en ella, todo es posible.
V.K.