"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A pesar de su juventud, 31 años, Mia Hansen-Løve tiene una amplia experiencia en la
creación cinematográfica en los más diversos frentes. De actriz juvenil a las órdenes de
Olivier Assayas –con él rodó Fin août, debut septembre (Finales de agosto, principios de
septiembre– que concursó en el Festival en 1998), a directora de prestigio pasando por su
experiencia como redactora y crítica para “Cahiers du cinema”. Con su ópera prima, Tout
est pardonné (2007) consiguió el premio Louis Delluc a la mejor película. Su siguiente obra Le Père de mes enfants (2009) obtuvo el Premio Especial de la sección Un certain regard en Cannes. Un amour de jeunesse (2011) es el título de su última película, Mención Especial del Jurado en Locarno.
Sin embargo, ella confiesa no tener sobre su trayectoria una percepción de heterogeneidad, como desde fuera pudiera parecer: “Mi experiencia como actriz fue muy breve y el dedicarme a escribir sobre cine lo asumí como una etapa de aprendizaje de cara a poder llegar algún día a hacer cine. Muchos cineastas a los que admiro han recorrido un camino parecido, François Truffaut, sin ir más lejos. Por eso me considero fundamentalmente una directora”.
A pesar de no mostrarse muy satisfecha de su experiencia como redactora (“creo que
no lo hice muy bien, sinceramente”) es una labor de la que no reniega: “Al contrario, me
aportó muchas cosas, desde consolidar mi apetito cinéfilo a aprender a releerme y ser
muy crítica conmigo misma”.
Toda esa experiencia la pone ahora al servicio de su labor como jurado de la Sección Oficial. Cuando se le pide una valoración global de las distintas películas a concurso que ha tenido oportunidad de ver, responde escuetamente: “Hay un buen nivel”. Su opinión, sin embargo, es más prolija cuando habla del Festival: “Es la primera vez que estoy aquí y debo decir que me encuentro gratamente impresionada. En primer lugar porque resulta muy gratificante ver casi todas las sesiones prácticamente con el aforo completo, algo que no siempre ocurre en otros certámenes que, a priori, tienen más fama que San Sebastián. También estoy muy satisfecha con la infraestructura de las salas y la calidad de las proyecciones”.
A la hora de hablar sobre los ámbitos de formación que existen para las nuevas generaciones de cineastas, Mia Hansen-Løve, sigue pensando que el cortometraje es una buena escuela “aunque yo personalmente solo acabé uno, empecé muchos otros pero tuve que abandonar los proyectos o dejarlos inconclusos por falta de presupuesto. Aun así pienso que es un medio donde puedes desarrollar la coherencia y ésta es la virtud más importante de cara a lograr hacer un cine personal”.
J.I.