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Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua (FSLN) levantó una ola de entusiasmo no sólo en las capas de población más humildes de la castigada población del pequeño país centroamericano, el segundo más pobre de América, machacado por la dictadura de la dinastía Somoza y exhausto después de una larga guerra civil, sino en muchas partes de América Latina y de Europa, donde la victoria del frente revolucionario Daniel Ortega simbolizaba el inicio de una nueva época contra el imperialismo norteamericano. Eran épocas de izquierdismo revolucionario, de internacionalismo, de sentimiento anti estadounidense. Pero todas las revoluciones tienen su lado oscuro, y este documental cuenta el ascenso y caída del FSLN. De cómo un país pasó del entusiasmo por derrocar a uno de los dictadores más crueles de América Latina, a la decepción por verse reflejado en el espejo de la corrupción, el despotismo y los abusos de poder de sus dirigentes.
Hay una frase en este documental que anunció el devenir posterior de Nicaragua. A los pocos años del triunfo del frente sandinista, Olof Palme, el célebre político sueco, gran defensor de muchos procesos de liberación de la época, dijo que la revolución se estaba desviando. Fue un toque de atención, una llamada a la prudencia dirigida a todo el país, pero sobre todo a los dirigentes que habían prometido construir una sociedad más justa y más libre. Nadie le hizo demasiado caso, pero cuando el FSLN perdió el poder y se “deshizo en pedazos”, como narra el documental, se destaparon multitud de irregularidades y de abusos de poder que hundieron laimagen de los sucesores de Sandino.
El documental, mediante paralelismos entre la época de Somoza y el segundo período de Ortega como presidente de Nicaragua, no deja dudas sobre su posicionamiento crítico con la gestión sandinista y, sobre todo, con la acusación de corrupción de su máximo dirigente.
A.B.