"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En King of New York (1990), único gangster film de Abel Ferrara junto con la espléndida El funeral (1996), Christopher Walken encarna muy bien al ambiguo Frank White, que acaba de salir de la cárcel y empieza a ser consciente del paso del tiempo, del efímero disfrute de los placeres. Por esto, intenta limpiar su imagen, antes de que sea demasiado tarde, haciendo do-naciones para un hospital de niños con el dinero obtenido del tráfico de drogas. Flanqueado siempre por sus bellas amantes, enfrentado a clanes asiáticos e italianos y perseguido por policías corruptos (con el rostro de David Caruso, Wesley Snipes o Victor Argo, su actor fetiche), a Frank no le tiembla el pulso a la hora de vengarse de un policía en mitad de un funeral en un instante seco y brutal que hace pensar en el Michael Corleone de El padrino (1972). Con este policíaco nocturno y sensual como pocos, áspero y hip hopero, Ferrara brindó su primera obra de madurez, situada justo antes de su consagración
autoral con la descarnada Teniente corrupto (1992), combinando la austeridad propia del polar con los modos estéticos del momento, ya ensayados en su anterior China Girl (1987), fotografiada también por Bojan Bazelli en gélidos tonos azulados. Dos directores relacionados con Ferrara a un nivel temático y profesional, Martin Scorsese y Michael Mann, rendirían tributo años después al director nacido en el Bronx con Infiltrados (2006) y Collateral (2004), esta última concluyendo de forma similar con un tiroteo en los vagones de un tren.
PABLO FERNÁNDEZ