"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
“Bailad, bailad, es lo único que puede salvarnos” les dice a los bailarines de su compañía la coreógrafa Philippine Bausch. Y las bailarinas bailan y bailan, y se golpean los brazos y hacen como que se clavan puñales imaginarios en la vagina, y lloran lluvia mientras los bailarines reman sobre un río imaginario y apartan las sillas al paso de los actores, y hacen como que aman a unos cuerpos inertes, y bailan, y bailan.
El modo de acercarse al trabajo de una de las artista más influyentes de la danza moderna que revela en este documental el cineasta Win Wenders es bastante atípico y por muchas razones brillante. En vez de recoger opiniones de gente que la conocieron o de explotar documentos sonoros y audiovisuales de anteriores montajes, Wenders ha escogido el camino más arriesgado y ha realizado una nueva coreografía cinematográfica basada en el propio trabajo de Bausch. O, mejor dicho, de Pina, por utilizar el nombre artístico de la bailarina. Para ello,y por medio de recursos estéticos solo al alcance de los grandes, Wenders va desgranando el legado artístico de una artista que fue llamada la creadora del teatro-danza, y que revolucionó los escenarios artísticos europeos en las dos últimas décadas del siglo XX. En la obra “Café Müller”, por ejemplo, demostró cómo, gracias a una coreografía valiente, se puede sugerir más sobre la soledad humana que muchas películas con guiones en teoría trabajados. Esa obra fue la que la coronó como una coreógrafa excepcional.
El trabajo de Wenders, rodado en 3D, es dar fe del compromiso de Pina con su arte, pero también mostrar la gran admiración que provocó entre sus discípulos. En la serie de entrevistas mudas que el director plantea con los y las bailarinas –mudas porque los entrevistados son esfinges a las que se les escucha gracias a la voz en off grabada previamente– siempre hay una palabra de admiración, de agradecimiento, de respeto. “Una vez me dijo que era la más débil, que esa era mi fuerza”. “Nos decía,‘tienes que buscar,tienes que seguir buscando’, y seguíamos buscando sin saber muy bien qué, sin saber si caminábamos en la buena dirección. Me dijo que tenía que bailar con amor”. “A veces sentíamos como que nosotros éramos Pina, o, mejor dicho, era como si Pina estuviera dentro de nosotros”.
A.B.