"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Ghost Dog, el asesino a sueldo que encarna Forest Whitaker en esta obra maestra de Jim Jarmusch, resulta todo un anacronismo. Su apodo, su forma de vestir, sus andares, la música que escucha (RZA de Wu-Tang Clan firma la banda sonora) corresponden a la de cualquier otro neoyorquino de su condición. Pero Ghost Dog rige su vida según el código de conducta de los samuráis. Jarmush da con este film otra vuelta de tuerca al remolino de influencias recíprocas entre el cine oriental y occidental: su protagonista es un pistolero de linaje noir, con el ascetismo de un personaje de un polar francés, la filosofía de un guerrero japonés y ese punto de humor cool propio de Nueva York. Un asesino de espíritu quijotesco que dispara a ritmo de hip y hop y será capaz de cualquier cosa para proteger a su “señor”. Como el protagonista de la anterior cinta de Jarmusch Dead Man, el William Blake al que prestó su rostro Johnny Depp, Ghost Dog encuentra el sentido de su existencia en el camino hacia la muerte; hacia la desaparición de una forma de entender el oficio, la amistad, la
responsabilidad y la vida que ya no encuentra su lugar en los albores de un nuevo milenio.
EULÁLIA IGLESIAS