"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El director Renato Pérez Arancibia se estrena en Donostia con su primer largometraje, Anónimo, una inquietante película con la que culminó sus estudios en la Escuela Audiovisual de la Universidad del Desarrollo de la capital chilena.
“Quise hacer una película entretenida para un amplio grupo de espectadores, que no fuera lenta ni densa, una historia desprejuiciada de personajes que no son ni buenos ni malos, que cometen errores y que tienen una cara más bonita y otra más oscura”, explica el realizador. Para ello, Renato Pérez (Santiago de Chile, 1987) parte de la salida de la cárcel de Javier que, tras catorce años de condena, tiene que comenzar una nueva vida en la gran ciudad: “Es un hombre sin ningún tipo de relaciones ni conexiones, sin nada, un tipo de 45 años que tiene que aprender a ser padre, a vivir, a encontrar un trabajo”.
“El hecho de que el expresidiario tenga problemas con las menores -explica- marca completamente su nueva relación con las personas y la visión que tienen de él, y la propia, que ya no sabe si es un pedófilo o simplemente un padre que busca a su hija”. Su figura, añade, “tampoco está tan fuera de lo común, ni esa atracción de muchos hombres de cualquier edad que vuelven la cabeza ante la falda de una colegiala nos es tan desconocida, y eso cuestiona los márgenes de nuestra moral.”
En ese mismo sentido abunda también el actor protagonista Ossandón: “Anónimo te hace preguntarte qué está bien y qué está mal, hasta dónde llegas tú y hasta dónde llego yo, no nos podemos hacer los locos; sin enjuiciar, la película transita por el filo y eso es lo que más empatiza con el público”.
Ossandón encarna a un protagonista tenso y duro, con pocos diálogos y mucha expresión. El director y el productor no tuvieron dudas a la hora de elegirlo, relata Pérez Arancibia, “porque con su trayectoria como bailarín de danza contemporánea es alguien que maneja muy bien el cuerpo y solo con esa herramienta tenía que expresar todo”. El actor se muestra muy contento con el resultado de la película y con su trabajo. “Lo más atractivo de mi rol es lo que
no se ve del personaje y casi solo con los ojos y el físico hubo que darle muchísimos registros y niveles: la tensión, la sospecha, el miedo, la persecución y hasta el modo de ser en la manera de caminar”, precisa.
P.Y.