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Ulises, la ópera prima del director chileno Oscar Godoy, relata las peripecias de un emigrante peruano en la ciudad de Santiago de Chile. Pero la historia –subraya su autor– no es un relato al uso sobre el tema de los emigrantes.“Mi intención es mostrar el tema de la emigración desde otro punto de vista, contó ayer Godoy en la presentación de su película ; eso del emigrante que sufre mucho y que da lástima me parece sumamente paternalista y mi visión del protagonista no es esa, sino la de una persona que viaja y que busca algo más”.
En esta coproducción chilenoargentina, Julio es un profesor de historia, interpretado por Jorge Román, que va buscando trabajo, espacio y amistades en la capital de Chile. “En un momento dado él se va a otro país con expectativas de algo y va desechándolotodo sucesivamente: trabajo, chica, oportunidades y va haciendo su opción”, explica el realizador. “Mi idea era partir de un estado de indefensión del personaje, que es muy frágil, en un medio que al principio parece amable, pero que en realidad es otra cosa”.
El tema de la emigración no es desconocido para Oscar Godoy, chileno de nacimiento, pero que creció en Venezuela y pasó también ocho años en Catalunya. Su investigación para Ulises comenzó en la propia plaza de Armas de la capital, donde transcurren varias de las escenas, un lugar de encuentro central para los extranjeros en Perú y donde el director sitúa varios guiños a la xenofobia que existe en Chile contra los peruanos,
un tópico que, afirma, tiene mucho de real.
A las preguntas del público, Godoy explicó que su Ulises no es el de Joyce, sino el de la Odisea de Homero, el viajero que pasa mucho tiempo fuera y que nologra volver a su hogar. ”Es un héroe victorioso, pero que también trastabilla, deja cosas atrás y sigue
llevando su carga del pasado, de historia no resuelta que va acarreando con él en el presente; no puede volver a casa, pero tampoco puede establecerse en ese otro lugar”.
El director chileno insistió en que su película y la peripecia que vive su protagonista se presta a muchas interpretaciones: “Este relato juega a que cada uno tenga su lectura, la que quiera, sobre lo que finalmente elige el personaje de Julio, porque la mía no es una dramaturgia cerrada, prefiero apostar por una puerta abierta”
P.Y.