Programador del Festival Internacional de Cine de Jeonju en Corea del Sur, Un-Seong Yoo, quien ha colaborado en libros, periódicos y revistas de cine, ha acudido este año por primera vez a San Sebastián donde ha quedado cautivado por el público que llena las salas.
¿Qué impresión le ha causado este Festival?
He visto películas de mucha calidad y me gusta la actitud del público que se muestra muy interesado, positivo y sincero.
Usted es programador del Festival Internacional de Cine de Jeonju, ¿qué diferencia hay entre ser programador y ser miembro de un Jurado?
Mi trabajo aquí es muy distinto al habitual como programador en Jeonju. Valoro mucho lo bien organizado que está este Festival y voy a intentar llevar algunas cosas de aquí al nuestro.
¿Qué va a exportar?
Quiero seleccionar películas y directores españoles. Nos interesa mostrar películas independientes, que no sean las típicas de Hollywood. El año pasado invitamos, por ejemplo, al director José Luis Guerín y la acogida del público fue muy interesante. El año próximo pretendo llevar algo parecido.
¿Qué necesita una película para ser buena y, en este caso, premiada?
(Risas) Dado que estoy aquí juzgando a directores nóveles que están haciendo su primera o segunda película, tengo que mirarlas con un criterio diferente. Busco directores con una actitud fresca, atrevida y una mente abierta.
¿Ve el cine con los mismos ojos cuando es mero espectador que cuando es miembro del Jurado?
Trato de no separar ambos conceptos. Cuando veo una película intento hacerlo de un modo concentrado, como cualquier espectador. Ha habido alguna película que, por horario, he visto en privado, pero en general las veo en la sala junto al público.De este modo, siento la respuesta que el público da a la película y me ayuda a verla como público interesado.
Usted ha editado libros sobre directores de cine europeos, ¿por qué se ha decantado por esta cinematografía?
He coeditado libros sobre Rosellini, Carl Dreyer y Costa. Esto se debe a que en Corea hasta mediados de los 90 era muy difícil ver películas extranjeras, incluidas las europeas.Teníamos que verlas pirateadas, lo que despertó en mí un interés por este cine. Con los cambios políticos de mediados de los 90 todo cambió.Aun así, yo ya tenía metido
el gusanillo por el cine europeo y me seguían fascinando directores como Rosellini o Buñuel. Creo, de todos modos, que esto tiene algo que ver con el interés que despierta lo prohibido.
¿Qué momento viven el cine asiático y el coreano, en particular?
El cambio político de los años 90 provocó una ola de buenos nuevos directores. En cambio, hoy esos realizadores no han hecho su tercera o cuarta película y los nuevos solo han conseguido terminar la primera. Por eso es difícil juzgar. Como programador, veo al año unas doscientas películas independientes, un buen número para un país como el nuestro. No puedo enjuiciar si todas las películas y todos los directores son buenos, pero se hace cine independiente. En Japón también se realiza buen cine y todavía mejor en China. Este último país tiene un futuro muy prometedor. De todos modos, creo que las películas filipinas independientes son las más interesantes que se pueden ver hoy en día. Tengo mucha esperanza en el futuro del cine filipino. El año pasado, por ejemplo, Raya Martin rodó Buenas noches, España, una película muy interesante.
¿Cómo está afectando la crisis económica al cine?
Enormemente. Se puede decir que está estrangulando al cine. Antes era bastante fácil recibir ayuda del gobierno para proyectos independientes, pero hoy en día los directores jóvenes lo tienen difícil para recibir apoyo y hay realizadores experimentados que han vuelto al cine independiente haciendo que los nóveles salgan del circuito. Asimismo, los jóvenes piratean las cintas haciendo que las salas cierren y la gente vaya al cine más comercial.
LUPE CALVO