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A Annan veg / Either Way es uno de esos largometrajes que hay que disfrutar obligatoriamente en gran pantalla. El espectacular paisaje islandés
se convierte en un protagonista más del primer largo-metraje de Hafsteinn Gunnar Sigurdsson.
La premisa es muy sencilla. Finnbogi (Sveinn Ólafur Gunnarsson) y Alfred (Hilmar Gudjónsson), empleados de la Administración
Islandesa de Carreteras, trabajan marcando las carreteras inhóspitas del norte del país. Comparten tienda de campaña,intimidades y preocupaciones. A partir de ahí, el director deja que sus personajes convivan y descubran su propia naturaleza.
Mediante el árido paisaje, el realizador transmite aislamiento y soledad.“Es importante que estos dos hombres se vean muy pequeños en relación a la escala del lugar, son muy pequeñitos”, explica Sigurdsson, quien, junto a Gunnarsson, también escribió el guion.
A medida que avanza la historia, el papel de la naturaleza también va evolucionando, se vuelve más cruda. “Hay que tener en cuenta que la historia está localizada en los años 80, cuando no había teléfonos móviles y el asilamiento se siente más”, apunta Gudjónsson.
Dos hombres y un paisaje
El realizador quiso enfrentarse al reto de rodar un largometraje con solo dos protagonistas. Cuenta que, por la época, estaba obsesionado con la labor física, manual. En uno de sus viajes por las interminables carreteras empezó a pensar en los funcionarios que, en los años 80, sin más medios que los manuales, se recorrían el país pintando las rayas divisorias en el asfalto.
Tras escribir la sinopsis y embarcarse en el proyecto con Hilmar,el trío se marchó al campo y rodaron algunas escenas improvisadas, a partir de las cuales escribieron el guion, de una manera muy “orgánica”. Los intérpretes compartieron un pequeño apartamento durante las tres semanas que duró el rodaje para acercarse a sus personajes y a la realidad de sus intimidades. “Intentamos ser esos personajes mientras rodamos la historia”, indica Gunnarsson.
Se muestran emocionados por estar aquí e intrigados por ver cómo reacciona el público de Donostia, ya que es la primera vez que se proyecta fuera de su país.“Es una historia muy islandesa y nos produce curiosidad ver cómo se traduce”, confiesa Gunnarsson. “Tiene muchas sutilezas y detalles que no sabemos cómo van a funcionar”,
añade el director.
En un país tan poco poblado como Islandia, por probabilidad, no nos debería de extrañar que los dos guionistas fueran primos. “En nuestra tierra hay que tener cuidado de a quién besamos”, bromea Gudjónsson. “Todos estamos emparentados de una manera u otra”.
En septiembre se estrenará el largometraje en las salas comerciales en su país de origen.
A.R