"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
No hay nostalgia, pero sí ironía y afecto en el retrato que Julie Delpy hace de la familia. La directora, guionista y actriz francesa de Le skylab, utiliza sus propios recuerdos para describir a ese clan bretón que se reúne con motivo del cumpleaños de la abuela: “No soy nostálgica. Quise hacer un filme alegre, divertido y que no se aferrara al pasado diciendo ‘esos eran los buenos tiempo’. Hay muchas cosas que no me gustan del pasado”.
Julie Delpy hace un canto a la familia: “Para mí es importantísima, aunque no soy capaz de explicar por qué”. No oculta, sin embargo,sus sentimientos contradictorios: “Hay veces que odio a mi familia,que me saca de quicio, pero a la vez es muy necesario que se reúna. Puede ser también un grupo de amigos. Lo importante es comunicarse con los demás, reír, beber. Me encanta esa calidez, ahora que parece que en nuestro mundo todo está hecho para separarnos”.
La niña protagonista de Le skylab, Albertine, está educada en un ambiente muy liberal, igual que el de la infancia de la directora: “Yo crecí de una forma muy li-bre,mis padres,que eran híper li- berales, incluso anarquistas, me educaron como un animal salvaje. Me dieron muchísima libertad, sobre todo de pensamiento. No me ocultaron nada”.
La historia transcurre en 1979, aunque hay referencias a mayo del 68.“Es el resultado de lo que ha ocurrido al cabo de diez años y que ha provocado dos corrientes: mujeres ancladas en el pasado y otras influenciadas por movimientos de liberación sexual y feministas. También se sitúa en los prolegómenos del triunfo electoral de la izquierda en Francia que muchos pensaban traería un mundo de igualdad. Era una utopía, evidentemente”.
Durante los 90 minutos que dura el filme, el espectador tiene la sensación de estar dentro de la familia. “Era importante que no hubiera barreras entre la pantalla y el público, que tiene la impresión de estar comiendo y cenando con los protagonistas. Eso es el cine, intentar atrapar a las personas y que olviden la realidad exterior”.
Eric Elmosnino aseguró haberse divertido mucho interpretando el papel del padre,“liberal, provocador, un poco anarco, es decir,todo lo contrario de mi propia familia”. Según sus protagonistas, el rodaje fue muy entretenido.“ Los actores seguían metidos en su papel durante todo el día,más allá de los momentos de la filmación.Lo dieron todo”.Destaca la naturalidad de los niños: “El casting fue muy largo y lo trabajamos mucho. Los niños pueden ser estupendos o pueden provocar una catástrofe”.
A.D.