"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Erase una vez una joven princesa que vivía feliz en su castillo hasta que un día su padre la requiere para que se convierta en su esposa, por lo que ella, confusa y desorientada, debe
autodesterrarse y convertirse en una sirvienta recubierta por una piel de asno.
No parece el inicio más convencional para un cuento de hadas dirigido a los niños, pero lo cierto es que no siempre las historias infantiles se caracterizan por ser un dechado de inocencia. Esa fue precisamente la razón por la que Jacques Demy,después de realizar en Estados Unidos Estudio de modelos (1969), regresó a Francia para embarcarse en la adaptación de esta bizarra fábula en la que los excrementos de los burros son piedras preciosas, las hadas madrinas solo piensan en cazar un esposo y los reyes practican el incesto con la mayor naturalidad. Demy construye en Piel de asno (1970) una deliciosa y excéntrica recreación del universo fedérico de los cuentos de hadas a través de una desbordante imaginería visual que bebe tanto de la iconografía kitsch como de la asimilación de la estética disneyana y la suntuosidad onírica del surrealismo, el pop art americano y la influencia de Gustave Doré.
Piel de asno fue en su momento una auténtica rareza y no ha perdido ni un ápice de su singularidad. Reconvertida ahora con el paso de los años en pieza de culto, la película continúa siendo igual de fresca y divertida, repleta de esa sabia ironía con la que Demy impregnaba sus obras, un humor que procede precisamente de la inocencia naíf que destila cada detalle y que supone una fuente constante de descubrimientos inesperados e
ingeniosos. De nuevo Michel Legrand se encarga de la banda sonora, una almibarada partitura (“Amour, amour, amour”, no paran de entonar los personajes), repleta de canciones románticas centradas en el sentimiento amoroso y en el deseo insatisfecho y en la que brillan instantes tan memorables como la preparación del pastel de amor por
parte de la esforzada princesa que amasa vestida con sus mejores galas. Brilla Catherine Deneuve y destaca la presencia del mítico actor Jean Marais, que evoca irremediablemente dos de los filmes que realizó con Jean Cocteau,La bella y la bestia y Orfeo, a los que Demy rinde un sincero y emocionado tributo a través de escenas como la huida ralentizada de Piel de Asno o aquella en la que ve en el espejo el reflejo de su padre, ya convertida en sirvienta.Demy construyó una película luminosa, repleta de un optimismo reconstituyente y adictivo, llena de energía positiva en la que, por una vez, el espectador puede aparcar los problemas y dejarse llevar por emociones más amables y agradecidas… y por el “Amour,amour, amour”.
BEATRIZ MARTÍNEZ