"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Como “una película pequeña y barata” califican sus realizadores a Girimunho. el largometraje que trae al Zinemaldi una historia llena de lirismo ambientada en el Brasil rural. Clarissa Campolina y Helvécio Marins Jr. han dirigido conjuntamente esta cinta, su primer largometraje, que llega con el respaldo en la producción de Luis Miñarro, Sara Silveira y Luana Melgaçao, entre otros.
La historia de Bastu, la mujer de 81 años que protagoniza la película, parte de hechos reales, en una aldea perdida en el norte del Estado de Minas Gerais, en el Sertao. Los realizadores conocieron el pueblo y quedaron fascinados por la personalidad de la anciana y por el lugar, y ese fue el punto de partida para el largometraje.
La muerte de su esposo Feliciano deja a Bastu en la única compañía de su nieta Branca, una joven que piensa en estudiar y en la ciudad. La protagonista, con su forma mágica de ver la vida y el mundo, pone en el mismo plano el sueño y la realidad, llena la historia con su presencia y reparte consejos y opiniones a lo largo de toda la cinta.
Las historias escuchadas, los episodios vividos, los pequeños actos cotidianos y los sucesos que fueron sucediéndose en el tiempo de rodaje modificaron el guion previo y fueron modulando la historia, condicionada siempre por la estrecha relación que los realizadores tenían con ella, su familia y la aldea.
Campolina y Marins proceden del mundo del documental y, además de trabajar para el canal TVCultura de Sao Paulo,han dirigido los galardonados cortometrajes Nascente y Trecho y el documental Aboio. En su primer largo, Girimunho, prefirieron no contar con actores profesionales, y trabajar con Bastu y los demás habitantes de la aldea, lo que les permitía una naturalidad que les parece imprescindible.
“No había planificación cotidiana para el rodaje, pero sí rodamos la película en el tiempo de la protagonista, para que la percepción de la historia fuera más sencilla para ella y para nosotros, y manteniendo el orden cronológico del guion”, a la caza de los mejores momentos de la interpretación y en “el tiempo de ellos,no en el de nosotros”.
Girimunho se sitúa a medio camino entre el documental y el cuento, impregnado del realismo mágico que sus directores reivindican sin ambages, citando como narradores de referencia a Mia Couto, Gimarães Rosa o al propio Gabriel García Márquez.
“No queríamos hacer una película contemporánea, sino transportar al espectador entre el sueño y la realidad, potenciando también el lado misterioso del filme”. Para lograrlo utilizan no solo elementos como la música y danza sino también la propia fotografía de los paisajes, cuidada especialmente por los directores y realizada por Ivo Lopes. La relación del paisaje con los personajes fue también importante en la cuidada estética de la película.
P. Y.