Mi segundo largometraje, Zero Kelvin, se proyectó en San Sebastián. Estaba orgulloso de haber sido seleccionado para la sección competitiva, y muy ilusionado con todo lo que ello suponía. La primera noche, me pidieron por casualidad un autógrafo y, una vez que firmé uno, otros 50 se abalanzaron sobre la barrera policial; quizá por miedo a perderse algo. La última de la cola era una niña de unos 8-9 años, pero en vez de plantarme el papel y el bolígrafo delante, se aferró a ellos, me miró y me preguntó: ¿Y tú quién eres? Era una chica lista. Yo era un don nadie. Doce horas más tarde, mi actor protagonista (otro don nadie) y yo asistimos a la proyección de mi película, que empezaba bien pasada la medianoche. Estaba lleno y no se salió nadie. Al final, la gente aplaudió y vitoreó, y mientras salía del cine, hablaba de la película. ¡Nuestra película! Fue un gran momento para nosotros. Nuestra película acababa de enfrentarse a un público internacional.

A menudo fantaseo con entrar en la Bahía de La Concha de San Sebastián al frente de mi propio barco; quizá porque probablemente sea aún más difícil que el hecho de que te acepten una película en la Sección Oficial del Festival. Pero ambos esfuerzos tienen su recompensa. Si eres capaz de adentrarte en la bahía, serás recibido por una de las ciudades más hermosas de Europa. Y si tienes la suerte de que te acepten una película a competición, sabes que la va a ver un público tan apasionado del cine que es capaz de ir a verla a medianoche.

La mayoría de las películas de éxito ocultan fracasos, sufrimientos, decepciones y dudas. Excepto por los pocos momentos de tu carrera cinematográfica en que sales de la oscuridad y presentas una nueva película, eres un perfecto desconocido para el mundo. Vives y trabajas para arreglar los defectos de tus proyectos, y sufres la decepción que supone que grandes proyectos se queden sin financiación. Ningún estreno del mundo compensa el trabajo que supone hacer una película. La recompensa radica sobre todo en la colaboración diaria con tus actores y compañeros del equipo técnico. A menudo se piensa que dichas relaciones son superficiales, pero siento no estar de acuerdo; rápidamente se establecen unas amistades que, bajo los efectos de la presión y por pura necesidad, normalmente alcanzan un grado de complicidad e intimidad que, de otra manera, se necesitarían años para alcanzar.

El cine está hecho por gente que generosamente se entrega a algo mayor que ella misma con la esperanza de haber contribuido a la creación de algo mágico. Hacemos esto cada día y, tras uno o dos años, la película está finalmente lista para salir al mundo exterior.

Hans Petter Moland

A Somewhat Gentle Man (2010) Premio del Público en Berlín; Comrade Pedersen (2006) Mejor Director en Montreal; The Beautiful Country (2004) Sección Oficial de Berlín; Aberdeen (1999) Stellan Skarsgård nominado a Mejor Actor en los Premios del Cine Europeo / Karlovy Vary, Mejor Actor para Ian Hart; Zero Kelvin (1995) Premio Especial del Jurado en San Sebastián y parte de la retrospectiva “Fiebre helada” en 2007; The Last Lieutenant (1993) Mejor Actor (Espen Skjønberg) en los premios Amanda de Noruega.