"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Cuando en 2004 West of the Tracks (Tie Xi Qu, 2003) comenzó a dejarse ver en Europa, hubo la sensación de estar viviendo una revolución. Grabada con una pequeña cámara DV, la película no escondía su textura digital. Además, en un momento en que el documental insistía en fundirse con la ficción, su director,Wang Bing, le daba la vuelta al género sin necesidad de seguir ese camino. Obra magna, tanto por su relevancia como por su envergadura de más de nueve horas, West of the Tracks refleja los cambios sufridos en Shenyang entre 1999 y 2001, periodo en el que este efervescente distrito industrial terminó de cerrar todas sus fábricas. El cineasta se adentra en las salas donde los obreros se duchan, comen, juegan a lascartas y los graba con una naturalidad
e intimidad pasmosa.
Dividida en tres bloques, la películase proyectará en tres días sucesivos (hoy, mañana y el domingo). La primera parte,Rust, se centra en las fábricas. La segunda, Remmants, se adentra en las casas de los trabajadores. La tercera, Rails, se aposenta en el tren, en un viaje sin destino. Rodados todos a la vez, los tres bloques se erigen en un portento del montaje: dos espacios distintos en la narración–el lugar de trabajo y el doméstico– y un colofón, los raíles. Este último bloque sirve de compendio, representa aquello que se mueve, que transita, que muta. West of the Tracks es una película sobre las huellas del tiempo, los frutos del cambio, así que su duración no es un capricho. El tiempo es la materia de trabajo de Wang Bing, que, él solo, planta su cámara en lo alto del tren, con la
nieve de cara, salpicando el visor. En otro momento, el cineasta graba a los trabajadores en una nave y el plano se impregna de polvo, tiñéndose de marrón. La imagen grisácea del digital contribuye a trasladar el discurso político a un imaginario casi apocalíptico.
El poeta Li Po escribía: “El que vive es un viajero en tránsito”. Eje central de la cultura china, el cambio, la transformación, se ha erigido en motor para algunos cineastas chinos. En Naturaleza muerta (2006) Jia Zhang-ke confrontaba el presente y el pasado de una aldea al borde del Yangtsé, en 24 City (2008) se adentraba en las rémoras de la China industrial y en la reciente I Wish I Knew (Hai shang chuan qi, 2010) viajaba por los pasajes de la memoria de la ciudad de Shangai.Películas sobre el cambio, películas cargadas de lirismo. Lo mismo sucede en West of the Tracks, un documento histórico de una plasticidad extrema.Toda una revolución.
Violeta KOVACSICS