"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Hay que ser delicado cuando se trata al ser humano, porque es muy misterioso y tiene muchas capas”, aseguró Atom Egoyan en referencia a los personajes que presenta en su película Chloe que ayer inauguró la Sección Oficial del Festival. “La película trata de mostrar la búsqueda de quiénes somos, y del papel y el peligro de la fantasía cuando intentamos reinventarnos”.
El filme presenta a una mujer madura, Catherine, que siente perder su atractivo y su capacidad de seducción. A través de una joven prostituta a la que contrata para comprobar la fidelidad de su marido, redescubre la fantasía y recupera el erotismo, aunque sin medir las consecuencias.
Chloe no es tanto una adaptación, sino “una reinvención total” de la película Nathalie X, de Anne Fontaine.Egoyan aclaró que tiene un inicio similar pero toda la segunda parte es diferente y sobre todo, el tono emocional es muy distinto:“Toma una dirección perturbadora”.
Egoyan aseguró que las actrices de cierta edad sienten con más fuerza la crisis de la edad, porque les resulta doloroso que no les ofrezcan ciertos papeles o que deban cuidar cómo les hacen las fotos. En este sentido, alabó la valentía de Juliannne Moore, actriz a la que adora y en quien pensó inmediatamente para el personaje, al abordar el papel de una mujer que confiesa sentirse insegura, invisible y vieja y muy vulnerable a nivel físico: “No podía imaginar a otra actriz interpretando este papel”.
El director canadiense reflexionó sobre las imágenes de vidas ajenas que podríamos tener: “El sentimiento de insatisfacción, de desear otra vida, se ha agudizadomás conforme se acelera nuestra cultura”.Esto, a su juicio, es particularmente cierto con las
chicas jóvenes que se sienten incómodas con sus cuerpos y consigo mismas, por todas las imágenes que se nos imponen.
Egoyan utiliza los espejos, los cristales y los reflejos a lo largo de todo el filme, para transmitir un mundo de ilusión, un espacio de pasaje: “En todo momento las personas están siendo observadas y se reflejan unas en otras sin que puedan controlarlo”.
Preguntado sobre si cambiaría algo en su película, Egoyan aseguró que ya lo hizo, porque tras el pase de prueba decidió cambiar el final.
La peor pesadilla de un director
El fallecimiento, en un accidente de esquí, de la mujer del actor Liam Neeson en pleno rodaje fue, según Egoyan,“la peor pesadilla que un director puede tener”. El rodaje se tuvo que interrumpir y fue el propio actor quien decidió retomarlo tras el funeral.“La naturaleza del personaje que interpretaba Neeson y las escenas que todavía faltaban hicieron muy difícil el rodaje, desde el punto de vista emotivo”. El director agradeció ayer la generosidad y profesionalidad de Liam Neeson y el apoyo que todo el equipo brindó al actor en esos momentos.
Buñuel le cambió la vida
Atom Egoyan se confiesa admirador de Luis Buñuel, cuya película Un perro andaluz ha tenido una enorme influencia sobre él. La compró por correo siendo todavía un niño y le hizo ver que el cine es una manera de presentar sueños. Le conmovió la audacia
de la obra, la yuxtaposición de imágenes y escenas. Aprovechó su visita a Donostia para acudir a la inauguración de la exposición sobre este filme. A su juicio “Buñuel es realizador extraordinario, que explora un material delicado con gran eficiencia cinematográfica”. Sus obras, son en opinión de Egoyan, obras maestras del cine.
Argi DORRONSORO