Laurent Cantet llegó a San Sebastián un día antes de la inauguración oficial del Zinemaldia con un encargo muy concreto: presidir el Jurado de la Sección Oficial. Nacido en Melle (Francia), en 1961, se formó como cineasta en el IDHEC de París y, aunque cuenta con un puñado de películas, ha conseguido dejar huella con cada uno de sus trabajos.
El primero de ellos fue, precisamente, lo que le trajo al Festival hace ya diez años para ganar el Premio Nuevos Directores. En un salón de su hotel, el director francés confiesa tener “una larga historia con este Festival porque la primera proyección de mi primer largometraje tuvo lugar aquí: Recursos Humanos. Guardo el recuerdo de la increíble acogida del público que, tras ver la proyección, se quedó a charlar conmigo. Y el recuerdo de algo que hizo que se me saltaran las lágrimas: una mujer bastante mayor me dijo que había sido una pasionaria de la guerra civil y vino a abrazarme llorando diciéndome que era ‘la película que esperaba desde hace mucho tiempo’. Ésos son momentos que no estoy dispuesto a olvidar y que hacen que estar aquí ahora sea muy especial”.
Laurent explica que en las experiencias que ha tenido hasta el momento como jurado, en festivales más “pequeños”, siempre ha habido una cinta que sobresalía sobre las demás consiguiendo prácticamente la unanimidad, pero recalca que “también es interesante no estar siempre de acuerdo, sentir los argumentos de los demás y, a veces, evolucionar en la visión que tenemos de un filme que, quizás, habíamos percibido de manera diferente”. El Jurado de San Sebastián le ha parecido “muy variado, compuesto por realizadores y actores, todos con puntos de vista de todas las partes del mundo y que, posiblemente, aportarán sensibilidades diferentes”.
En relación a su visión como jurado reconoce que le cuesta mucho ser un espectador diferente al que es habitualmente aunque, añade, “esta vez estaremos obligados a observar con una mirada más afilada; a pensar cuáles son las obras que merecen una atención especial”. En este punto, Cantet intenta quitarle peso a su papel: “Cuando recibí la Palma de Oro nunca creí que fuera campeón del mundo. Mi historia había conseguido llegar a los miembros del Jurado, pero eso es todo; nunca me dije que fuera la mejor película del festival”, revela. Según él, el Jurado da una respuesta que corresponde a lo que cada miembro busca del cine, por lo que no es una respuesta exhaustiva sobre la calidad de la cinta.
Cine que habla
La mayoría de los filmes que componen la Sección Oficial están realizados con medios limitados pero son trabajos que quieren decir algo, y es eso precisamente lo que Cantet confiesa amar del cine como espectador y lo que persigue como realizador: “Liberar mis ganas de hablar del mundo, de la complejidad de nuestra sociedad y de la dificultad de vivir siendo una persona normal”. Explica que sus narraciones tienen “hambre de ser muy abiertas” y que intentan evitar dirigir el pensamiento del espectador en una sola dirección porque lo que quiere es “plantear preguntas, no dar respuestas”. Su último largometraje, Entre les murs (La clase, 2008), fue merecedor de la Palma de Oro en el Festival de Cannes.Como punto de partida tomó la novela del profesor François Bégaudeau, tituladacon el mismo nombre, y trabajaron juntos el guión. Asimismo, impartió, durante todo un curso escolar, un taller de arte dramático en el instituto en el que era profesor Bégaudeau. De allí emergieron los actores que necesitaba para el rodaje. A pesar de todo ese trabajo, Laurent no se considera exigente: “Mezclo a actores no profesionales y dejo una parte importante a la improvisación, por lo que toda esa preparación es necesaria. El trabajo previo me ha servido para captar frases que me interesaban y para escuchar lo que los actores tenían que decir sobre la historia, que también es suya porque habla de su mundo”.
Es innegable que La clase ha sido todo un éxito, una película que desde un lugar muy concreto plantea preguntas vigentes en todos los rincones de la sociedad contemporánea. Y, sin embargo, ha dividido al público y, especialmente, al ámbito educativo. Sobre si la lectura que se ha hecho de su obra ha sido, a veces, simplista, Laurent asiente y explica que, tras el festival de Cannes, se sintió un poco avergonzado “porque se hablaba más sobre el tema de las escuelas que sobre la película misma”. El director describe
la escuela como “un espacio en el que todas las preguntas importantes sobre la sociedad están vigentes y son discutidas: aprender a respetarse, a tener en
cuenta la diversidad de un grupo social, las distintas formas en las que se manifiesta la opresión”, y todo eso fue lo que retrató en su filme. Así, añade que “Entre les murs permite abrir un debate más amplio que simplemente el pedagógico porque todas las preguntas que plantea sobrepasan el marco escolar”.