"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A los actores se les presta demasiada atención. Demasiadas alabanzas, premios y regalos”. Lo decía un Ian McKellen agradecido por el premio Donostia. En San Sebastián ha vuelto a encontrar “lo que hace que sea especial: la amistad y la apertura, el entusiasmo de todo el mundo implicado…” McKellen acudió a la rueda de prensa con una camiseta de la capitalidad cultural de San Sebastián. Según explicó, cuando se la entregaron creyó que era del Festival pero, en cualquier caso, afirmó: “Apoyo esta candidatura”.
Ian McKellen recuerda muy bien cuándo decidió ser actor. Las buenas críticas que recibió tras una representación teatral en la universidad de Cambridge le animaron a ello. Su homosexualidad, además, le hacía sentirse raro y diferente y en el mundo del cine y el teatro encontró gente como él: “De joven creía que era el único ser del mundo al que le atraían los de su propio sexo, no se hablaba de ello, buscaba en vano imágenes positivas, pero sólo encontraba ignorancia y desaprobación”. Recuerda con afecto Dioses y Monstruos, película premiada en el Festival y en la que encarna el personaje de un escritor homosexual, y considera que “ahora Hollywood está empezando a crecer”.
No se decanta entre el cine y el teatro, lo que le gusta es contar historias: “Todo es lo mismo para mí, si se cuenta bien. El cine puede llegar a más gente, pero cuando actúas es el ‘teatro más pequeño’, estás sólo ante la cámara. En el teatro me gusta hacer reír a la gente, sentirla cerca”.
Soy un fan de Gandalf
A pesar de ser uno de los actores británicos más prolíficos y prestigiosos, la popularidad internacional le llegó con papeles como Magneto, en X-Men, y Gandalf, en El Señor de los Anillos. No reniega de ellos: “Gandalf es maravilloso, un mago bueno, amable y valiente. Agresivo, sólo cuando es necesario. Es un modelo para todos. Además, es ya un clásico de la literatura inglesa y del cine, y que me asocien a él está muy bien”.
A sus 70 años de edad y con más de medio siglo de carrera a sus espaldas, Ian McKellen sigue buscando personajes diferentes: “Rechazo los papeles que ya he hecho”. Se considera un actor “físico” y asegura que su profesión, sobre todo en el teatro, es muy dura: “Los papeles de teatro son para jóvenes, pero me gustaría seguir interpretándolos”. En su profesión, aseguró, hay dos clases de actores: los que tienen mucha confianza y siempre se interpretan a sí mismos, “nadie querría que Cary Grant o Humphrey Bogart fueran diferentes”, y los que son tímidos, “como yo”, que actúan para ocultarse.
Argi Dorronsoro