Daniel Giménez Cacho acaba de terminar el rodaje de La Lección de Pintura en Chile, que se estrenará en la primavera de 2010. Ahora está en San Sebastián formando parte del Jurado de la Sección Oficial del Zinemaldia. Nació en Madrid en 1961, aunque desde los dos meses de edad vive en México. Estudió actuación, teatro y danza en México y Europa, y desde entonces, ha actuado en más de cuarenta obras de teatro y 39 películas, ha realizado seis obras como director de teatro y ha interpretado una larga lista de personajes en televisión. Actualmente es uno de los actores más carismáticos en México y Latinoamérica, con importantes galardones a sus espaldas. Confiesa llegar a Donosita con ganas de ver “mucho cine bueno”.
No se puede negar que es un profesional versátil. ¿Qué le ha impulsado a probar tantas cosas?
Debe ser el afán de conocer el espíritu humano. Para mí ha sido un medio de autoconocimiento con el que descubrir qué me inquieta o qué produce temor y por qué.
¿Es eso lo que busca al elegir un proyecto?
Sí, eso, y también comulgar con quien lo hace sobre la razón para la que se hacen las cosas; sobre cuál es la motivación profunda de un director, de un productor o de los compañeros actores para hacerlo. Es muy importante para mí estar de acuerdo en este punto, en cuál es el sentido de todo esto.
Y qué le ha impulsado a venir a San Sebastián? ¿Cuál es el motivo profundo?
Aquí, la verdad, el motivo ha sido absolutamente cinematográfico: sé que voy a ver mucho cine; buen cine que no va a llegar a México. Simplemente, es un interés muy egoísta de poder ver muy buen cine. Es un interés por alimentarme. Como profesional estás trabajando todo el tiempo y hay muy pocos momentos de “alimentación”, de recibir. El Festival es una oportunidad privilegiada de ver qué se está haciendo en el mundo.Y esto es muy enriquecedor.
El jueves se reunió por primera vez el Jurado de la Sección Oficial. ¿Cuál ha sido la primera impresión? ¿Les conocía de antes?
No, la verdad. He visto cosas de ellos y me ha parecido que se dan cita cinematografías muy variadas, y esto me ha gustado mucho. Desde la joven directora iraní (Samira Makhmalbaf), que tiene una actitud de lucha y de denuncia, al director inglés John Madden, de una cultura algo más tradicional, de la literatura y de la historia más europea, y a alguien más de vanguardia como el francés Laurent Cantet. En fin, me parece interesante el ambiente que hay de directores tan diversos que trabajan géneros heterogéneos, de actores tan distintos y generaciones también diferentes. Creo que esto ayudará a paliar la subjetividad; que siendo muchos y variados logremos ser lo más objetivos posibles gracias a la suma de todas las subjetividades.
¿No se alargarán demasiado las discusiones?
¡Ay! A mí eso precisamente me parece apasionante. Es ahí donde se va a discutir el sentido profundo de para qué se hacen las películas, ¿no? Se discutirán cuestiones de género, ideológicas, de forma… Cada miembro pondrá sobre la mesa ese estrés, el acento de para qué se hizo y para qué sirve una película.
En este nuevo papel de jurado, ¿cómo se siente? ¿qué le gustaría descubrir en este Festival?
La crítica es algo que se da poco. Cuesta mucho que tus amigos te digan verdaderamente lo que piensan. Yo considero la crítica como algo útil y, por eso, siempre me ha gustado tenerla en cuenta. En las películas me fijaré en la forma, aunque lo que realmente me gustaría es descubrir algo que no conozca, que muestre realidades que ignoro y pueda aprender.
Y aprovechando que está en el Festival y conoce de cerca el cine latinoamericano, ¿puedo preguntarle su opinión sobre la sección de Horizontes Latinos?
No he tenido tiempo de observar la programación en detalle pero me ha dado la sensación de que se trata de una sección muy consistente. En México, quizá en toda Latinoamérica, vivimos en una especie de asfixia por parte de las grandes industrias hollywoodienses. Espacios como Horizontes y Cine en Construcción son ventanas y puertas importantísimas para que se pueda desarrollar otro tipo de cine, para que haya más alternativas.
En cuanto a su último rodaje, ¿ha salido bien?
¡Sí! Fuimos un equipo de mejicanos, chilenos y españoles, con la actriz española Verónica Sánchez, y todos teníamos mucho que decir. Rodamos una historia que sucede en los años previos a la elección de Allende y termina el día del golpe de estado en un pueblo de Chile. Yo quedé muy contento con el resultado pero en esto del cine nunca se sabe. El futuro de una película lo determinan muchas variables y un poco de suerte.
Itziar Otegi