Mikel Olaciregi abrió el I Foro Digital Audiovisual que tuvo lugar ayer en el Kursaal. La jornada, organizada por el Festival en colaboración con Tabakalera y Media Euskal Herria, surgió de unos encuentros ya realizados hace dos años con la intención de analizar los retos y cuestiones que plantean los nuevos formatos digitales.
A través del proyecto Film+D, el Festival se ha comprometido a llevar a cabo mejoras en dos aspectos de la distribución de contenidos digitales. Por un lado, la organización ha adaptado todas las salas oficiales del certamen a las necesidades de todos los productores mediante la incorporación de proyectores digitales de HD y 3D.
El otro pilar de este proyecto, según Olaciregi, es el de crear una plataforma de opinión para que surja una legislación que permita que esos contenidos que hay en la red produzcan el retorno de la inversión de los productores. Ante la amenaza de las descargas ilegales, el director del Certamen explicó que “necesitamos ideas innovadoras que nos permitan mantener la cadena de valor del cine. Si los productores no recuperan la inversión, se romperá la cadena, e incluso dejarán de existir los festivales”.
El foro, moderado por Antonio Moulet, socio presidente de Valor de Ley y colaborador del proyecto Film+D, se dividió en cuatro paneles en los que se debatieron, principalmente, dos temas: los nuevos canales de la distribución digital y la digitalización de las salas de cine.
Canales de distribución
Durante el primer bloque, Ricardo Villa, director de contenidos de RTVE medios interactivos, y Rafael Sánchez, director de Filmotech, hablaron de los nuevos caminos de la distribución digital.
El responsable de contenidos de medios interactivos de RTVE explicó las dificultades que el usuario puede encontrar para ver de forma legal películas en Internet, mediante pago. “La situación es muy clara. El modo de ver cine está cambiando, y la gente quiere ver las cosas de otra manera, cuando quiere, y como quiere”. Una de las alternativas es la televisión a la carta. Por otro lado -según Villa-la industria no deja ver cine por Internet legalmente. “La descarga es una idea que ha funcionado durante mucho tiempo, pero ahora el usuario prefiere hacerlo por streaming, por mucho que quiera pagarlo, no puede. Hay tantas dificultades, que realmente decides usar la otra fórmula, la ilegal”.
Entre las plataformas legales de distribución de cine on line, se encuentra Filmotech, con un catálogo de 1.300 títulos disponibles. Su director, Rafael Sánchez, defendió que el largo proceso de digitalización y catalogación de las obras hacía difícil la disponibilidad inmediata de las películas. “Es muy fácil explotar el sistema de intercambio de archivos, pero difícil crear un fondo de catálogo importante de la noche a la mañana”.
Entre los objetivos de este portal, se encuentra el ofrecer una alternativa legal a la piratería y promover la presencia del cine en Internet como una ventana de explotación, teniendo en cuenta las costumbres de las nuevas audiencias.
José Rafael Pérez, subdirector adjunto de comunicación de Red -organismo adscrito al Ministerio de Industria- habló de la convergencia de las diferentes pantallas, las no tradicionales, como el móvil y las consolas, que se han convertido en dispositivos comunes para la “generación C”, una generación que crea y es crítica. “No es meramente observadora, crea sus propios vídeos, los sube a Internet, critica y le gusta pertenecer a redes sociales”.
Digitalización de las salas
Fernando Évole, consejero delegado de Yelmo Cineplex; Manu Claessens, director general Kinépolis, y Leopoldo Arsuaga, gerente de Sade, representantes de tres modelos diferentes de distribuidores, defendieron la posición de las salas ante la problemática de la reconversión digital de las salas.
Los exhibidores defienden que las distribuidoras deben trasladar el ahorro que supone el coste de las copias a la inversión de los proyectores digitales. Entre las ventajas de la reconversión, apuntaron las facilidades de publicidad y la programación de contenidos alternativos.
La jornada la cerraron Tomás Naranjo, director general de Kelonik -empresa clásica de equipos de exhibición-, Richard Nye y Antonio Abad, responsables de Christie -empresa de tecnologías de proyección digitales para las nuevas salas- y Ricardo Viñas, director de Dolby.
Ane Rodríguez