"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A Richard Brooks siempre le tocó estar un poco a medio camino de todo. Guionista de algunos de los títulos fundamentales del cine negro, nadie piensa en él cuando se habla de cine negro en general. Perteneciente a la generación de la violencia, pero no lo suficientemente bravo como para que se le coloque automáticamente al nivel combativo de Robert Aldrich y su admirado Samuel Fuller, a pesar de películas tan impactantes y perturbadoras como In Cold Blood (A Sangre Fría, 1967). Sutil y riguroso adaptador de importantes novelas, no ha sido contemplado como uno de los imprescindibles del cine literario, a la altura de un William Wyler. Trabajador en parte de su carrera de la Metro Goldwyn Mayer, tampoco tuvo siempre en sus manos grandes presupuestos y lujosos repartos, aunque bajo ese sello hizo dos de las más míticas películas del Hollywood clásico, Cat on a Hot Thin Roof (La Gata Sobre el Tejado de Zinc, 1958) y Sweet Bird Of Youth (Dulce Pájaro de Juventud, 1962). Ambas con Paul Newman, por cierto, cuyo primer aniversario de su muerte está a punto de cumplirse (el día 26).
No es Richard Brooks, por tanto, un desconocido a descubrir ni mucho menos, pero sí un creador libre e incisivo, con una obra coherente y variada que, en toda circunstancia tuvo en primer término de su interés al ser humano y su libertad, y que sin jactarse de nada descubrió o puso en su sitio estelar a actores como Sidney Poitier, Paul Newman y Richard Gere, y extrajo algunas de las mejores interpretaciones de Elizabeth Taylor, Burt Lancaster, Gene Hackman y Humphrey Bogart. Un nombre que siempre se tiene más en cuenta por títulos sueltos que por el conjunto de su obra, y cuyo status podemos desde hoy mismo empezar a revisar.
Sí es como para descubrir la etapa que aflora hoy y mañana en el Festival. Una primera etapa que no es precisamente de balbuceo y ensayo y a la que se puede acceder a través de esos títulos de cine negro que se han vuelto imprescindibles con el tiempo, pero que quizás nunca hemos mirado con la perspectiva de Brooks como autor, sino de las de sus directores: la cruda Brute Force (1947), la intrigante Crossfire (Encrucijada de Odios,1947), de Edward Dmytryk, o la teatral pero apasionante Key Largo (Cayo Largo, 1948), de John Huston. Por otra, su primera película como director,Crisis (1950),que ya habla de las dictaduras latinoamericanas y la contestación revolucionaria, la muy poco conocida The Light Touch (El Milagro del Cuadro, 1952), y una de las cumbres del cine sobre periodismo, Deadline U.S.A. (El Cuarto Poder, 1952), con un Humphrey Bogart encaminándose a la madurez y en plena potencia interpretativa. Un Bogart que repetiría al año siguiente con Brooks en Battle Circus (1953).
Ricardo Aldarondo