"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Daniel Burman es un gran admirador de Woody Allen. Por eso, se lamentó ayer de no haber coincidido con el neoyorquino en el Zinemaldia para pedirle un autógrafo. Tiempo al tiempo.
En la sexta película del argentino queda en el aire qué es sueño y qué es realidad.“Lo que me interesaba –dijo el bonaerense– es el tratamiento de lo cotidiano que practicamos todos los días”. El filme representa el caos interior que vive el personaje, Leonardo –Arturo Goetz– un escritor que navega en un mar de dudas y en una crisis de edad.
“La película es una representación muy fidedigna de la ruptura que vive. En el día a día intentamos escaparnos a ciertos lugares más o menos cercanos para que la vida sea un poco menos aburrida. Me interesaba ese pequeño corrimiento fantástico”, dijo el director.
A Burman hubo varias cosas que le inspiraron a la hora de construir el personaje principal. “La extraña y compleja relación de amor entre padres e hijos. Y también el concepto de ‘artista’ vigente hoy en día”. Para el argentino, esta visión es muy renacentista: el artista es artista y ya está.
“Decir que cualquier cosa que se haga es arte, es un verdadero disparate”. Para el director es irritante esa tendencia. “Parece que llegado a ese estatus,todo es producible”,dijo.“No estoy de acuerdo. Creo que es justo a la inversa. La película, en cierto modo, es una reflexión sobre lo que es ser artista en la actualidad”.
El largometraje incluye dos números musicales. Burman reconoce que tiene una relación muy ambigua con ellos. Le dan mucha vergüenza, pero también le fascinan. “Como siempre he querido incluir un cuadro musical en alguna película, esta vez lo he hecho. No ha sido un capricho sino otra manera más de expresión”.
Para el actor Arturo Goetz –Leonardo– El nido vacío es la segunda película que rueda a las órdenes de Burman. “Ha sido una experiencia maravillosa y el personaje es entrañable. Daniel es un tipo que saca lo mejor de cada uno. Es muy buen director y soy un afortunado por trabajar con él. Le estoy muy agradecido”.
La actriz Cecilia Roth, que vino por primera vez al Zinemaldia en 1977, da vida en el filme a Martha. “A lo largo de la película mi personaje acompaña a Leonardo –su marido– y a través de los ojos de él se advierte lo que le está sucediendo a ella y la crisis que padece el matrimonio”.
Martha es una mujer burguesa con los estereotipos propios de su clase. Forma una familia, abandona los estudios, tiene hijos y vuelve a estudiar una vez que ellos han abandonado el hogar. “Pero detrás de todo eso hay una enorme complejidad que he intentado transmitir. El espectador evaluará”, señaló Roth.
El filme representa el caos que vive el personaje, un escritor que navega en un mar de dudas
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