"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Me pide la jefa de todo esto que escriba algo “políticamente correcto”. Como no especifica si ha de ser real o ficticio, les contaré que la semana pasada mi periódico me envió a cubrir el filme de inauguración del Festival. Uno de los personajes mencionaba un número de teléfono. No sé por qué, pero lo memoricé y lo marqué tras la proyección. Al otro lado, una enigmática voz me citó de madrugada en el Kursaal. Y allá fui.
De entre las sombras emergió un individuo enjuto con gabán y sombrero que me preguntó si deseaba ser figurante en las películas de la Sección Oficial.“¿Por qué no?”,respondí. Y de pronto me vi convertido en comerciante de un zoco afgano, judío en un campo de concentración y reclusa en una cárcel de mujeres. He cruzado ilegalmente la frontera de EEUU y he hecho el canelo en una guerra; he aparecido de refilón en títulos que transcurren en Francia, Dinamarca, Turquía, Génova e incluso San Sebastián, y he sido japonés y herido por una explosión en Ramallah. Fascinante.
Ayer fui miembro del Opus Dei y extra en un filme canadiense, y hoy figuraré en los últimos trabajos de Kim ki-Duk y Daniel Burman, lo cual me hace especial ilusión. El no va más sería compartir plano en la clausura con Adrien Brody y ver, desde este lado de la pantalla, cómo aplauden ustedes repantigados en sus butacas.
El tipo del sombrero me dice que aproveche el tiempo porque mañana todo esto habrá terminado. Me aterra pensar que el domingo, cuando la luz del proyector se haya extinguido, tendré que regresar a la redacción de mi diario. Eso sí que es ser un figurante…