"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
“Quien espere una película pop, kitsch, una comedia negra, una película simpaticona, se equivoca, no van a ver eso”. Así presenta el chileno Pablo Larraín (Santiago de Chile, 1976) su película Tony Manero, una historia ambientada en los años de la dictadura de Pinochet y protagonizada por un bailarín que imita a John Travolta en un sórdido café cantante.
“Es el retrato de Raúl Peralta, precisa Larraín, un personaje extraviado cuyo anhelo es parecerse a otro que es un icono gringo que representa al working-class hero, y su sueño es el sueño americano. Raúl cree que transformarse en Tony Manero es también posible para él y, en ese sentido, su baile es el baile de todos nosotros".
Pablo Larraín quiso hacer una evocación de la época, animado por la proximidad en el tiempo y la abundancia de testimonios directos de aquellos años. “La historia surgió -relata-, con idea de hacer una metáfora que opere como alegoría, a partir de lo que estaba pasando en Chile en aquellos años, sobre la fuerte y agresiva influencia de la cultura norteamericana en nuestra sociedad y, al mismo tiempo, como una metáfora de la impunidad y la violencia irra
cional e inhumana de la dictadura de Pinochet”.
Cine en Construcción 13
Para finalizar su película, Pablo Larraín contó con la ayuda que le concedió el pasado año Cine en Construcción 13 de Toulouse, lo que le permitió completar las labores de posproducción: “fue un apoyo vital para el filme, subraya, con profesionales de categoría mundial que nos ayudaron a poder terminarla y exhibirla”.
Fue estrenada en Cannes, en la Quincena de Realizadores, y en Toronto, donde tuvo muy buena acogida, y ha sido exhibida en salas en Francia, Italia, Inglaterra, Brasil Argentina, Nueva Zelanda y Australia.
El director se muestra sorprendido y desbordado por la buena aceptación de la película: “La hicimos un grupo pequeño y con muy pocas expectativas, y todo lo que está pasando es maravilloso”, asegura. En el mundo de los festivales, la crítica la ha tratado muy bien y en Chile sigue en la cartelera, tras recibir el premio a la mejor película y el premio del público en el Festival de Cine de Santiago.
Tony Manero tiene una atmósfera y un tono especiales: “Creo que la fuerza de la película radica en que es un retrato de la alienación de un hombre en una cotidianeidad patética con violencia y cierta rabia, y en que tiene un paisaje mental que engancha todavía con mucha gente de ese tiempo que aún está viva.” En realidad, concluye, la película es bastante seca y opaca, y presenta la vida de un ser humano extraviado, en el que creo que tal vez muchas personas pueden encontrar algo de sí mismos”.
P.Y.