"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El término japonés sokaiya alude a un tipo especial de práctica mafiosa que tiene como objetivo chantajear a grandes empresas y corporaciones mediante maquiavélicas maniobras. Una de ellas consiste en desvelar secretos administrativos o hacer correr falsos rumores en las juntas de accionistas a no ser que la empresa en cuestión acceda a pagar el chantaje. No es más que la prueba de cómo la yakuza se adapta a los tiempos. Aunque ya no haya katanas por medio, sus métodos no por sibilinos son menos violentos: la espada de Damocles de una amenaza real pesa sobre ejecutivos y empresarios. La descripción de ese tipo de extorsión única en el mundo, típicamente nipona,es lo que hace de Jubaku: Spellbound una película insólita,diferente a cualquier otra que se haya acercado al mundo de la Mafia.
Gran amante del cine americano, el director Masato Harada combina hábilmente la detallada y bien documentada descripción del sokaiya con un entramado que remite a mitos universales. Así, no es casual que el despacho del empresario corrupto esté dominado por una estatua de la loba amamantando a Rómulo y Remo, o que la acción se congele a veces como si se tratara de un fresco de la Antigua Ro-ma.El protagonista del filme (encarnado por ese insustituible actor que es Koji Yakusho) viene a ser una especie de“gentil y nobilísimo Bruto”que, como el héroe shakespeareano, lo arriesga todo por fidelidad a sus principios y se levanta contra el tiránico Julio César de turno.Por otra parte, el papel protagonista femenino del filme le está reservado a una ágil periodista que, un sentido homenaje que Harada le hace a su director favorito, Howard Hawks. Ese diálogo entre oriente y occidente no hace sino remarcar el choque cultural que supone encontrar a una organización tan arcaica y local como la yakuza volcada de lleno en el mundo moderno y globalizado. Y en esa fricción reside la gran originalidad del filme,su posición de obra única en el género: al fin y al cabo, ¿existe alguna otra película de cine negro cuyo clímax no sea un tiroteo, sino una junta de accionistas?
Roberto CUETO