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No dejó indiferente a nadie la cuarta película de la directora iraní Samira Makhmalbaf. Tras finalizar la proyección de la dura e impactante Asbe du-pa (El caballo de dos patas), la joven no quiso guardarse nada para sí. No se mordió la lengua a la hora de transmitir sus sensaciones en relación al filme.
Un joven, disminuido psíquico, es contratado por el padre de un chico disminuido físico para que diariamente lo transporte sobre su espalda a un centro escolar. Los demás jóvenes de la clase, lo hacen en burro. El joven ‘caballo’ recibirá un dólar diario por la labor realizada.
En palabras de la directora de Asbe du-pa, Samira Makhmalbaf, aunque el tema central de la película “es la metamorfosis de una persona en animal” el mensaje de la película es mucho más profundo. Gesticulante y apasionada en las explicaciones, en opinión de la iraní, el largometraje tiene una causa-efecto con las diferentes realidades bélicas que se dan en muchas partes del mundo, en pueblos, por lo general, castigados por las guerras y el hambre. Samira Makhmalbaf no tiene ninguna duda: “La hambruna o la violencia no son meros clichés”.
Los 101 minutos que dura la película están basados en el guión escrito por Mohsen Makhmalbaf, padre de la directora. “Nada más leerlo me enamoré de él. Que un ser humano se convierta en animal, es la metáfora de la vida”, dijo. En opinión de Samira, la dura película que ha dirigido cuenta con una gran carga simbólica.
Otro aspecto importante para la directora, es su modus vivendi a la hora de acometer un nuevo proyecto o película. Samira Makhmalbaf trabaja siempre con actores no profesionales. Y esa apuesta tiene sus riesgos. “Dar con los dos protagonistas de Asbe du-pa no me fue tarea fácil. Tuve que buscar y buscar. Uno de ellos es mendigo y el otro, arrastra una deficiencia mental. Tuvieron que ensayar bastante”.
“Al comienzo del filme, ambos protagonistas son débiles –añade la directora– y hasta surge cierta amistad entre ambos. Pero con el paso del tiempo, uno se impone al otro”. El caballero, al caballo. El disminuido físico, al psíquico. “Es decir, es la conocida relación de hombre contra hombre. He querido mostrar la realidad humana con la que convivimos. La película no tiene que ver con seres buenos y malos. Es una cruda descripción”. Pero aun así Samira cree que obviamos el presente.“Vivimos en un mundo en el que no queremos ver lo que sucede en la sociedad”.
Debido a problemas administrativos, no pudo filmar la película en su país. Tuvo que desplazarse a Afganistán. “La película hay que contemplarla desde una perspectiva muy amplia”, añade. “Se podría haber filmado en cualquier lugar puesto que el eje de la historia es humano y universal. Si los espectadores cierran los ojos, los cierran a la realidad”.
E.