"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Como todas las mañanas, Maamun Al-Wadi abre la puerta de su tienda. Es un diminuto contenedor blanco. A su lado, otro idéntico. Y luego otro y otro. El horizonte está formado por miles de contenedores absolutamente iguales. Estamos en uno de los campos de refugiados más grandes del mundo, Zaatari, en Jordania. Es District Zero, el documental que presentan en Zinemira Jorge Fernández, Pablo Tosco y Pablo Iraburu: la historia de un refugiado que repara móviles. El contenido de sus tarjetas de memoria contiene su pasado en Siria.
“Vemos refugiados en las noticias, pero no sabemos nada de sus vidas. Así que elegimos a Maamun y contamos una historia pequeñita, íntima y cercana para descubrir cosas sobre ellos, como de qué huyen, si quieren regresar a su país o qué les impide hacerlo”, cuenta Iraburu. “El teléfono les sirve de contacto para saber lo que está pasando en Siria, es increíble cómo conocen todos los detalles de lo que está ocurriendo en su país gracias a sus seres queridos. En el móvil almacenan por un lado la memoria familiar, la afectiva, y por otro, un momento muy duro que han vivido ellos al huir. Es memoria pero al mismo tiempo es una herramienta para seguir en contacto con su patria”, añade Tosco.
District Zero es un documental muy cinematográfico y festivalero en el que han cuidado mucho la fotografía, la música y la estética para que tenga un valor propio. En este trabajo se nos muestra mediante las fotos que los protagonistas guardan en sus móviles, que ellos vivían de una manera muy similar a la nuestra, antes de tener que ir al campo de refugiados, su cotidianidad era muy parecida a la nuestra, lo que hace que nos identifiquemos más con ellos. “Así quizás empaticemos más con ellos y no sólo nos alarmemos cuando veamos las escandalosas cifras en los informativos, porque ¿quiénes son esas personas? Eso hemos querido mostrar, y hemos dejado allí amigos que siguen y tristemente seguirán en la misma situación y no sabemos por cuánto tiempo”, narra Fernández.
El tema de los refugiados, aunque de rabiosa actualidad, ha existido siempre, y de momento, lamentablemente, sigue siendo creciente. Los tres directores han dejado claro que quieren desvincularse del tema de la actualidad, ya que a nivel emocional las historias de District Zero pueden ser extrapolables a cualquier campo de refugiados del mundo. Es gente que ha perdido todo: su casa, su familia, sus amigos, su país… y tienen que educar a su hijos en ese contexto cuando no era, obviamente, su proyección de vida.
N.A.